viernes, 31 de diciembre de 2010

Feliz Año Nuevo a todos!!

Rumbo sin capitán

   “Este es el rumbo”, afirmó ayer Zapatero con tono impostado de estadista responsable para defender los ajustes y reformas que le han impuesto desde Bruselas. Y me recordó otra de sus inolvidables sentencias para despedir el año: “La tempestad es fuerte, pero tenemos un barco sólido que conoce muy bien su rumbo”. La pronunció en 2008, poco después de esta otra, que tampoco tiene desperdicio: “No subiría a un barco cuyo capitán tuviera dudas sobre cómo conducirlo”. A los españoles no nos ha quedado otra que navegar con él al timón desde entonces.
   La crisis ya estaba aquí a finales de 2007. Sólo los patriotas no querían verla. Zapatero agotaba su primer mandato y rechazaba cualquier rumbo que dificultara la reelección. “España –se jactó- ha entrado esta legislatura en la 'Champions League' de la economía mundial”. Un año después, con la tormenta desatada, tuvo que emplearse para tranquilizarnos en Nochevieja. El rumbo era el correcto y pronosticó que en 2009 estaríamos “con un tono vital de país mejor porque estaremos viendo cómo la recuperación económica la tocamos ya con las manos”.
   Cuando al presidente le tocó hacer balance de 2009 con las oficinas del INEM atestadas de parados y sin pájaro en mano, intentó seducirnos con cientos volando: “La economía española se encuentra en un momento de tránsito. Tránsito desde la recesión a la recuperación, que se confirmará en 2010. Y que esperamos pueda producir empleo en la última parte del año”. Hoy despedimos 2010. Cualquier español conoce lo que separa la realidad de las palabras del presidente porque, con mayor o menor virulencia, lo padece en sus carnes.
   Ni reformas, ni austeridad. Hace un año no era indispensable nada de lo que el presidente defendió ayer. Tampoco la reivindicada necesidad de gobernar pensando en el futuro. Dice Mefistófeles en Fausto: “Ante todo, debéis aferraros a las palabras; entonces ingresaréis por la puerta segura; al templo de la certeza”. Desde luego, no será con las de Zapatero. El rumbo que defendió ayer con la fe del converso seguramente sea esta vez el correcto, pero después de tanta singladura errada, ya agotó su crédito como capitán.

LA RAZÓN, 31/12/2010

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Nueva leccion de Milton Friedman



   Las cuatro formas de gastar dinero. Nueva lección del profesor Friedman. Adivinen en cuál de ellas nuestro Gobierno ha sido especialista.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Un PSOE sin Zapatero

   Zapatero es el problema. Convicción en el PSOE. Y en el propio presidente, según desveló en estas páginas Esther L. Palomera. Las encuestas son claras: Zapatero está peor valorado que la marca. Es su descrédito el que hunde a las centenarias siglas que puso en marcha Pablo Iglesias. Ni en los peores momentos del “felipismo” sucedió algo igual. En medio de la corrupción generalizada, el paro galopante y los crímenes del GAL, González siempre tuvo mejor valoración que el partido entre la opinión pública.
   Que Zapatero ha escrito la peor página de nuestra historia democrática es una certeza que se aproxima a la unanimidad cada día que pasa. De ahí la preocupación del partido y de ese grupo de intereses diversos que siempre le acompaña para engordar a su amparo: Zapatero puede hundirse en el oprobio, pero hay que salvar la marca y el negocio que medra con ella. Como sea.
   Es un debate tramposo el que nos plantean. Reduce las debilidades del PSOE a una cuestión de imagen cuando, más que de rostro para un futuro cartel electoral, los socialistas tienen un problema de ideas. O mejor dicho, de carencia de ellas para afrontar el reto de nuestra época: cómo recuperar el crecimiento económico que financie las políticas de bienestar social. No es casualidad que la segunda experiencia socialista desde 1978 vaya a concluir como la primera: con España en una profunda crisis económica, las pensiones en peligro y el paro por encima del 20 por ciento.

LA RAZÓN, 24/12/2010

viernes, 17 de diciembre de 2010

Merkel no rescata a ZP

   Ahora es Merkel. Egoísta y antieuropea. Zapatero no deja de buscar culpables a su irresponsabilidad. ¿Puede engañar a alguien ya? Si España termina quebrando, no será por Alemania. Será por no haber hecho lo que Alemania: reformas dolorosas pero imprescindibles, decidido recorte de gasto público y firmes políticas de austeridad. “No nos podemos permitir ya todo aquello que deseamos si queremos diseñar el futuro”, explicó Merkel a su ciudadanía y la movilizó en un proyecto común. Aquí, con España al borde del precipicio, el Gobierno intenta salir del paso burlándose de todos con parches improvisados cuando el teléfono rojo suena desde Bruselas o Berlín.
   Zapatero siempre creyó que bastaría con aguantar a que la tormenta escampara. España saldría de la recesión arrastrada por la recuperación de las grandes economías del mundo. No ha sido así. Esta crisis de deuda obliga a que cada nación haga su trabajo. Un esfuerzo propio. Como en la fábula de la cigarra y la hormiga, cantó Zapatero durante todo el verano, retozó y descansó, y se ufanó de su arte: “El modelo económico español es un modelo internacional de solvencia y eficiencia". Al llegar el invierno financiero, la cigarra se encontró sin nada.
   No debería sorprendernos que esa mujer tenaz y trabajadora, forjada en las dificultades inherentes a una familia con un padre párroco luterano en la Alemania comunista, diga hoy basta a quienes como Zapatero, llegada la hora de la verdad, pretenden que el sudor de los alemanes sirva para financiar su dispendio holgazán.

LA RAZÓN, 17/12/2010

lunes, 13 de diciembre de 2010

Anormal normalidad

   España en estado de alarma. Una semana ya. Y tan felices. Los aviones vuelan, todos podemos viajar y nadie repara en que tanta normalidad sigue impuesta manu militari, en democracia y con un gobierno socialista. La normalidad con la que aceptamos tanta anormalidad responde a la misma pauta que ha permitido el engorde de ese ogro filantrópico que Octavio Paz identificó con el Estado moderno, “una máquina que se reproduce sin cesar”. Por nuestro bien, claro. ¡Siempre por nuestro bien!
   Al Estado exigimos que promueva la justa distribución de la riqueza y vele por la estabilidad de nuestro empleo, la educación de nuestros hijos, nuestra salud, hábitos de consumo, y un cada vez más largo etcétera. Bienvenida por tanto la militarización si garantiza el disfrute de nuestras sagradas vacaciones. ¿Por qué no? Y poco importa si la legalidad ha sido vulnerada: el fin justifica los medios. ¿O no sirvió para acabar con la impunidad de los controladores gracias a un gobierno que nos protege?
   No deja de sorprenderme la confianza con la que depositamos toda nuestra vida en manos de los gobiernos a la vez que crece el recelo popular hacia su capacidad y liderazgo para resolver los problemas. También la ligereza con la que cedemos parcelas de libertad para ganar seguridad ante los avatares de la existencia. Cada vez menos responsables, cada vez menos libres. Camino de servidumbre. Difícil de desandar después. Así que frente al estado de alarma, estado alerta: “El precio de la libertad es una eterna vigilancia”, advirtió Jefferson.

LA RAZÓN, 13/12/2010

viernes, 10 de diciembre de 2010

Alarma sin portadas

   Agonizaba el Gobierno tras una semana negra y, por ensalmo, recobró una firmeza desconocida, insólita en democracia, para hacer frente a un chantaje intolerable. Con Rubalcaba al frente. Precisamente él, que cedió al de De Juana con su huelguita de hambre a base de jamón york y sexo consentido en el hospital. Pero ahora toca lo contrario y la combinación de chulería y torpeza de los controladores le ofreció la oportunidad de demostrar a una mayoría desafecta que aquí hay un Gobierno que gobierna. Con determinación. Caiga quien caiga.
   Y quienes cayeron eran presa fácil, pero trofeo de prestigio: los profesionales más aborrecidos por una sociedad que, enferma de igualitarismo, identifica cualquier salario alto con un privilegio. Nadie como el socialismo ha conseguido hacer de la envidia un programa político. Y condenados en un “auto de fe” ante una opinión pública agitada, pocos reparan en las razones de estos herejes, que algunas tienen (y poderosas), aunque no hayan sabido defenderlas. Triunfo de la propaganda: el Gobierno es capaz de resolver una crisis nacional con respaldo generalizado. ¿A que suena bien?
   Poco importa que el mismo día que los controladores se hundieron para siempre en su irresponsabilidad, Zapatero volviera a traicionar la palabra dada (“No se va a reducir ni una de las prestaciones sociales para mejorar la cohesión de este país”) suprimiendo la ayuda de 420 euros. Cerca de dos millones de españoles en paro deberán apañárselas ahora para sobrevivir sin prestación alguna. Y nadie se alarma. Los controladores les han dejado sin portadas. Un éxito de quien para operaciones especiales como ésta llegó a Moncloa.

LA RAZÓN, 10/12/2010

jueves, 9 de diciembre de 2010

Zapatero y sus dos varas de medir



   El pasado 30 de junio, un millón de madrileños tuvo complicado ir al trabajo por una huelga salvaje en el Metro convocada por esos sindicatos que tienen como principio defender a los trabajadores. Ahí os dejo a la Vice de entonces instando a Esperanza Aguirre a buscar una solución dialogada. La presidenta madrileña frenó la rebelión con la firmeza de su gobierno; el príncipe del diálogo ha tenido que recurrir al Ejército. Así son las cosas.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Marxismo ZP

   Apoteosis del Zapatero marxista. Del de Groucho, claro: “Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”. En febrero daba lecciones en la City londinense: “No vamos a caer en la trampa de las ideas de aquellos que provocaron la crisis”. Rechazó después el pacto con Rajoy: “Nos separan diferencias ideológicas profundas”. El miércoles despertó un hombre nuevo, acudió al Congreso y en dos minutos improvisó sus nuevas recetas: privatización de servicios públicos, rebaja de impuestos a las empresas y liquidación de subsidios. Giro a la ortodoxia liberal en toda regla. No de un dirigente pragmático guiado por el interés general, sino obsceno ejercicio de travestismo en alguien desesperado por aferrarse al poder.
   Curiosa crisis ésta. Nos anunciaban el desplome del liberalismo económico y resulta que son sus fórmulas de siempre (austeridad, menos impuestos y más iniciativa privada) las que nos sacarán de ella. Porque la economía no miente: funciona o no. "Los valores de la derecha cotizan en la Bolsa; los de la izquierda, en el corazón", había sentenciado Zapatero. Quizá por eso, después de tres días con la Bolsa hundida y España y el euro al borde del abismo, alguien descolgó de nuevo el teléfono rojo y, tras escuchar lo que debió de escuchar (ahí tienes un verdadero reto, Wikileaks), el presidente acudió corazón en mano a saciar la voracidad de los mercados. Con propuestas de las que renegaba y la traición a quienes prometió no dejar en la estacada. Marxismo puro. Del de Groucho, pero sin gracia.

LA RAZÓN, 3/12/2010

jueves, 2 de diciembre de 2010

Otra lección de Milton Friedman



   Ahora que algunos están planteando la posibilidad de monetizar la deuda conviene recordar lo que esto significa y las consecuencias que tiene.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Queremos saber

   Un político cortoplacista que supedita el interés general al cálculo electoral. ¿Lo reconocen? No hace falta infiltrar un espía sabueso en nuestro país para descubrir la verdadera naturaleza de Zapatero. Siete años de mandato son suficientes para que no sólo los españoles, sino cualquier ciudadano del mundo medianamente informado, sepan cómo se las gasta este prototipo de dirigente sin sentido de estado. ¿De verdad cree alguien que revelaciones como ésta de Wikileaks son “un instrumento sin precedentes en la historia” que pone “al descubierto los secretos, las maniobras, el espionaje, las obsesiones, los miedos, el estilo y los métodos de la diplomacia de EE.UU.”? Escándalo ficticio en el que se solaza la obsesión antiamericana. Revelador hubiera sido el contenido del telefonazo a Moncloa que Obama realizó aquél día de mayo, tras el que Zapatero abdicó de sus principios sociales y económicos. ¿Obama persuadió o amenazó? Conocerlo sí sería noticiable, y no que el embajador norteamericano informe a su gobierno de que Zapatero es un dirigente que utiliza la política exterior para ganar votos. Eso lo sabe cualquiera que viera cómo sentó ante el paso de la bandera de EE.UU. para seducir a la izquierda antiamericana y cómo ha cortejado a Chávez y los Castro para mantener viva su vieja ilusión revolucionaria. Revelador sería conocer qué están haciendo las asustadas cancillerías de Europa y EE.UU. para evitar que la obcecación irresponsable del líder de la novena economía del planeta termine por hundir a todos. He ahí un auténtico reto para la sagacidad de Wikileaks.