viernes, 30 de marzo de 2012

Reaccionarios

   «El actual presente será luego pasado», cantaba Bob Dylan en los 60. Como entonces, los tiempos están cambiando. Para todos. El modelo de bienestar asentado en el crédito sin fin, los derechos expansivos y las obligaciones menguantes, toca a su fin. Se agota esa ficción a través de la cual todo el mundo se esfuerza en vivir a expensas de todos los demás. Nos va a costar aceptarlo. Somos el país de Europa que más confía en el Estado para resolver nuestros problemas y 7 de cada 10 jóvenes confiesan que aspiran a un empleo de por vida en la Administración pública.
   Reaccionarios al cambio siempre hay. Hoy, paradojas de la vida, son precisamente los autodenominados progresistas: esa izquierda residual anclada en el comunismo, esta socialdemocracia sin respuestas a la crisis que se refugia en aquella y unos sindicatos volcados en la acción política y la defensa de sus intereses de casta. Todos salieron ayer a la calle para apuntalar con el piquete un orden que desaparece y levantar la barricada frente a un futuro que les condena a la irrelevancia. «Vuestro camino envejece rápidamente. Por favor, salir del nuevo si no podéis echar una mano», cantaba Dylan. Porque no hay derechos que valgan sin trabajo y terminaremos repartiendo miseria si somos incapaces de recuperar la senda de la prosperidad.
   La inmensa mayoría de los españoles rechazó ayer la huelga general. Acudieron a trabajar todos los que pudieron, y lo hubieran hecho los que razones ajenas a su voluntad se lo impidieron. El Gobierno sigue teniendo su confianza para avanzar en las reformas. No hay otro camino, por doloroso que sea para una sociedad acomodada en el paternalismo público. Pero haría bien en fortalecer sus flancos más débiles: la pedagogía y, sobre todo, la ejemplaridad.

LA RAZÓN, 30/03/2012

viernes, 23 de marzo de 2012

La hora de Andalucía

   Un desempleado de ese casi millón y medio que está sin trabajo en Andalucía se explicó al reportero de The New York Times en un reportaje sobre la simbiosis entre paro y fiesta en los carnavales de Cádiz: “El paro es un hecho de la vida, como el amor o la muerte”. Es decir, el paro no es algo ocasional o corregible: es consustancial a la realidad andaluza, como el amor o la muerte. ¿Qué perversión política lleva a una persona –se preguntan los autores de “La tela de araña andaluza”, detallada radiografía de 30 años de gobierno socialista ininterrumpido en Andalucía- a considerar el desempleo como una condición natural, a confundir la ineficacia de un gobierno con un destino inevitable? La propaganda absoluta de ese poder inmenso y tutelar descrito por Tocqueville: “Quiere que los ciudadanos gocen, con tal de que no piensen sino en gozar”. Es la anestesia asistencial promovida por una administración supuestamente benefactora que, en Andalucía, ha permitido el saqueo de lo público al amparo de un poder omnímodo e impune.
   Dicen las encuestas que el domingo los andaluces están más cerca que nunca de liquidar este fraude consentido que ha alimentado sus placeres sin ocuparse de sus necesidades, condenándoles a una realidad que ya no hay propaganda que pueda ocultar: la mayor tasa de paro de Europa (31,2%), una sanidad deficiente (uno de cada cuatro enfermos en lista de espera reside en Andalucía), una enseñanza famélica (con la tasa más alta de España en repetidores de la ESO) y una esperanza de vida sólo superior a la de Ceuta. Veremos.

LA RAZÓN, 23/03/2012

viernes, 16 de marzo de 2012

A pagar otra vez

   Volverán a meternos la mano en el bolsillo. La mueca de Montoro al citar a Franklin despeja dudas: «En la vida sólo hay dos cosas seguras: la muerte y los impuestos». Prepárense, pues, a pagar más, una vez demostrado que bajar los impuestos nunca fue de izquierdas y subirlos ha dejado de ser anatema para la derecha. Poco les importa que, tras el incremento que empezamos a pagar el mes pasado bajo el eufemismo de «recargo solidario», España esté ya al nivel de la voracidad tributaria de las democracias nórdicas, con un tipo marginal máximo del IRPF (52%) sólo superado por el que grava a suecos y belgas.
   España está obligada a reducir su déficit en 35.000 millones en 2012. Sólo existen estos caminos: reducir gastos y/o incrementar ingresos. A la espera del «Gran Ajuste», que llegará dos días después de las andaluzas, irrita que se nos esté preparando para otra vuelta de tuerca en la presión fiscal («equilibrada y justa», nos dicen, como si hubiera algún Gobierno en el mundo que no considerara su propia política fiscal equilibrada y justa) mientras no hay voluntad de lubricar el sacrificio que viene con demostraciones de ejemplaridad por parte de una clase política tan necesitada de prestigio. ¿Se imaginan el mensaje que enviaría a España un Rajoy rodeado de todos los presidentes autonómicos del PP comprometiéndose a reducir sus parlamentos regionales un 50%? ¿Es razonable que Cataluña, Madrid y Andalucía sumen más señorías que el Congreso de los Diputados? Claro que ajustes como éstos afectarían sólo a la política. Y los políticos de todos los partidos prefieren meter la mano en nuestra cartera a que los demás podamos hurgar en la suya.

LA RAZÓN, 16/03/2012

viernes, 9 de marzo de 2012

Socialismo destilado

   Nos deben considerar imbéciles (alelados, escasos de razón). De lo contrario, no se entiende la respuesta de Griñán  a la obligación de reducir el déficit andaluz del 3,2 al 1,5 en 2012: «Nos obligará a hacer recortes en sanidad y educación», dice sin ruborizarse. Intentando meter miedo a la gente decente el mismo día que España se entera por una grabación de cómo se ha malversado el dinero de todos en el feudo socialista. Sin control administrativo alguno («aquí no hay procedimientos…») y con la más absoluta arbitrariedad («todos los que están por encima de mí saben qué es lo que hay»), se repartieron millones en subvenciones a empresas amigas sin plan de negocio («yo tengo más capacidad de inventar que nadie») y en números rojos, algunas de las cuales cerraron tras hacerse con la aportación, como era de esperar. Nada que no intuyéramos desde que se destaparan las prejubilaciones fraudulentas (con empleados que nunca lo fueron y otros jubilados desde la misma cuna), repugnante negocio con el drama del paro que enriqueció a socialistas y sindicalistas desvergonzados, comisionistas del desfalco y sociedades fantasma que ya alcanza los 1.000 millones. Es la mitad de lo que Andalucía está obligada a recortar en 2012 y breve anticipo de lo que terminaremos conociendo si el PSOE pierde el poder el 25-M. Habrán sido 30 años de impunidad y despilfarro al amparo de la supuesta solidaridad en la construcción de un paraíso asistencial que ahora descubre su verdadero rostro: un paro del 31,2%, con uno de cada dos jóvenes sin trabajo, en lo que fue un territorio regado de millones que se escaparon por el desagüe de la corrupción. Miseria y latrocinio. Ejemplo de socialismo destilado. Es Andalucía. Y tiene responsables.

LA RÁZÓN, 9/03/2012

viernes, 2 de marzo de 2012

Predicar con el ejemplo

   La crisis nos ha colocado sin matices ante una lección olvidada: nadie puede gastar más de lo que tiene de forma permanente. Ni una familia ni una nación. Así que ahí estamos, suplicando todos a Bruselas que sea benevolente para no tener que afrontar un recorte de 44.000 millones en apenas nueve meses. Ceda Bruselas o no, aquí viene la segunda lección olvidada: toda deuda terminará pagándose, antes o después. No estaríamos lamentándolo ahora si hubiéramos impedido que el endeudamiento del entramado empresarial público se triplicara en tres años, hasta alcanzar los 60.000 millones. Sin esta expansión del gasto, hoy no estaríamos ante el recorte de 44.000 millones que nos exige Bruselas. La realidad es que en 2009, 2010 y 2011 el Estado gastó cada año 100.000 millones más de los que ingresó y el crecimiento sigue sin llegar, lo que ofrece otra lección: la austeridad no es culpable de la recesión, ni un mayor gasto público garantiza la recuperación. El distinto comportamiento de lo público y lo privado en estos tres años (mientras la Administración se endeudaba en 300.000 millones, familias y empresas ahorraban 90.000) nos deja la última lección: la sociedad española está predispuesta al esfuerzo que se avecina, pero necesita creer que será compartido. Todos los políticos, los que gobiernan y los que aspiran a hacerlo, deben empezar ya a dar ejemplo acordando la profunda reducción del modelo administrativo que obliga al mantenimiento de 68.000 concejales, más de 8.000 alcaldes, 1.220 diputados autonómicos, otros tantos provinciales, y todo el engorde que conllevan. Si partidos políticos y sindicatos se sometieran además a la autofinanciación que se exige a la Iglesia católica, los españoles reconocerán que el cinturón se aprieta para todos.

LA RAZÓN, 2/03/2012

jueves, 1 de marzo de 2012

El liberalismo no es pecado

Aquí os dejo a Carlos Rodríguez Braun, autor de "El liberalismo no es pecado", explicando el por qué de un libro que recomiendo.