viernes, 31 de agosto de 2012

Podemos

   En su primera visita a Washington con Kennedy como presidente le preguntaron a McMillan, primer ministro británico, cómo era la capital bajo el mandato de JFK. Respondió: “Es como ver a los Borgia apoderarse de una respetable ciudad italiana del norte”. Kennedy no fue el mito beatífico construido por los medios (le debía mucho al dinero amasado por su familia y a las malas compañías), pero en su discurso inaugural dejó una frase para la historia: “No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país”. Contiene la esencia del patriotismo. Virtud en desuso en esta España donde la nación es concepto discutido y discutible, y el orgullo de pertenecer a ella, arcaísmo facha. Pero la frase propone además un modelo de comportamiento válido para estos tiempos de duda donde la crisis y el pesimismo nos han instalado en la cultura de la queja. No existía conversación este verano en que políticos, banqueros, ricos, los mercados y la Merkel no pasaran por nuestra particular guillotina populista, esa que siempre tiene soluciones simples para problemas complejos. Todos culpables de nuestros males. ¿Nosotros? De nada. Ni siquiera del precio que pusimos a nuestro voto para aupar a políticos mediocres y lisonjeros que nos colmaran gratis total de supuestos derechos y servicios dudosamente esenciales que alguna vez habría que pagar. Ahora no queda otra que hacer de la necesidad virtud y recuperar aquella ética de la responsabilidad abandonada para disfrutar de un paraíso que creímos eterno mientras dormíamos con la seguridad de que el Estado cuidaría de nosotros desde la cuna a la tumba. Cambiemos el chip: exijámosle oportunidades, no subsidios. Somos dueños de nuestro destino. Y el esfuerzo de cada uno se multiplica con el de todos. Podemos.

LA RAZÓN, 31/08/2012