viernes, 29 de marzo de 2013

Palabras

  Las palabras han dejado de ser la puerta segura para acceder al templo de la certeza del que hablaba Mefistófeles en “Fausto”. Están ahí para explicar el significado de las cosas, pero se retuercen hoy para distorsionar la realidad. Como máscaras para encubrir el pensamiento. Y la acción. Ada Colau, por ejemplo: “Vamos a seguir interpelando a los políticos ante sus casas”. Que vaya la Real Academia de la Lengua actualizando su diccionario. Interpelar ya es sinónimo de insultar, acosar, hostigar, amenazar y amedrentar. De esto saben bastante los sindicatos. Definen como piquete “informativo” a sus comandos de la intolerancia. Y vaya si te informan. Sin medias tintas: cierras en huelga o te destrozan el negocio. Pero no hay que ser muy listo para percatarse del verdadero sentido de las cosas cuando escuchamos decir las mismas cosas con otras palabras. Si ETA utiliza “confrontación armada”, traduzcamos: terrorismo unilateral, donde unos matan y otros mueren. Si habla de “proceso de paz”, esconde la negociación política. Nadie como el nacionalismo excluyente para inventar realidades a través del lenguaje. “Derecho a decidir” es su último hallazgo. Lo quieren para Cataluña, pero se lo niegan al Valle de Arán o a Hospitalet. Y cuando la realidad es intolerable, se refugia en el eufemismo. Mejor “interrupción del embarazo” que aborto, tan sangriento y salvaje. Aunque hay malabarismos etimológicos que ridiculizan a quien los ejecuta. Montoro vendiéndonos la necesidad de un “impuesto no recaudatorio”. Como si existiera algún impuesto que no tenga como objeto engordar los ingresos públicos. Y de impuestos a imposturas. Pocas como la de Rubalcaba: revisa su salud en un hospital público de gestión privada, pero recurre al Constitucional la gestión privada de los hospitales públicos. ¿Cuándo dejó la coherencia de ser el comportamiento consecuente?
 
LA RAZON, 29/03/2013

martes, 26 de marzo de 2013

EL SOCIALISMO, por Jesús Huerta de Soto

Espléndida lección del profesor Huerta de Soto sobre el socialismo, que como Hayek advirtió puede hallarse no sólo en los partidos socialistas.

La paz social como negocio

 

   Afirma la juez Alaya que las ayudas para los desempleados fueron convertidas en un gran negocio bajo “el principio grandilocuente de la paz social”. Ha dado en el clavo esta magistrada seria y tenaz, cuyo club de fans crece en toda España. La paz social. Eufemismo que los sindicatos siempre tienen en su boca como señuelo para ocultar su estrategia de chantaje permanente. O aceptas sus reivindicaciones o pierdes la “paz social”. Esto es, la convivencia en el centro de trabajo y la normalidad en la calle. Pero la jueza Alaya dice más del comportamiento repugnante de los sindicatos. Eran ellos quienes buscaban las empresas en crisis para que pudieran suscribir las pólizas de las aseguradoras, que, como ayer demostró LA RAZÓN, la Junta de Andalucía inflaba para pagar a todos los participantes en este negocio montado en torno al dolor ajeno. Los sindicatos eran pieza básica en este engranaje de corrupción. Aportaban la “información privilegiada”, en expresión técnica de Alaya. En román paladino, se comportaban como auténticos depredadores de la crisis en una región donde el paro brutal no era contemplado como un drama, sino como una oportunidad de lucro y dividendo. A más empresas con problemas económicos, más necesidad de fondos públicos para asegurar la “paz social” y, por tanto, más negocio para todos. Más de cuatro millones habrían amasado CC.OO. y UGT en comisiones de algo tan alejado del sindicalismo como promover despidos colectivos. Misil de la juez Alaya sobre la línea de flotación que deber asentar la credibilidad de cualquier organización que tenga como fin la protección de los trabajadores y sus derechos. Toxo y Méndez callan. Lanzan a su tropa contra la juez: “Un nuevo ataque a la labor sindical”, dicen. Pobre argumento.

LA RAZÓN, 26/03/2013

viernes, 22 de marzo de 2013

En su propia hoguera

   Apenas un mes atrás. Rubalcaba pide la dimisión de Rajoy con una puesta en escena que recuerda la noche del “los españoles se merecen un Gobierno que no les mienta”. El escándalo de Bárcenas le ha estallado al PP en forma de fotocopias y el socialista intuye su momento. Rajoy ha generado “una crisis de moral pública”, acusa Rubalcaba. El socialismo Torquemada se abrasa hoy en su propia hoguera. Porque el aprieto del PSOE no es organizativo ni sus consecuencias Ponferrada, como quiere hacernos creer con unos retoques internos que, aparte de arrinconar a Óscar López como un machista despreciable, en nada les impide votar después con Bildu para arrebatar una alcaldía al constitucionalismo navarro o ejercer como “socio preferente” de los proetarras en Guipúzcoa. Tan severos en Ponferrada, tan comprensivos en San Sebastián... Cuesta creer que nadie en el viejo partido socialista reconozca aquí síntoma alguno de crisis moral. Claro que hay que remontarse a Luis Roldán robando a los huérfanos de la Guardia Civil para encontrar un escándalo de corrupción tan inmoral como el que salpica al presidente del PSOE, José Antonio Griñán: sindicalistas, comisionistas, empresas y amigos del partido lucrándose de mil millones de euros públicos que debían destinarse para ayudar a los desempleados en el reino del paro que es esa Andalucía eternamente gobernada por el socialismo. Cónclave ayer en Ferraz y nadie con fibra moral para reclamar a los propios el nivel de exigencia con el que se zahiere al adversario. La política de patas cortas tiene consecuencias. Desnuda al oportunista, agota el crédito democrático y, unas veces por unos, otras por otros, la ciudadanía huye de todos cansada del “y tú más”.

LA RAZÓN, 22/03/2013

jueves, 14 de marzo de 2013

Atrapados en la impostura

   No ha sido un arrebato de decencia moral en un partido escandalizado por un acuerdo indecente el que tiene a Rubalcaba contra las cuerdas. El pacto con el acosador sexual de Nevenka lo conocía toda España desde días antes y no se hizo hueco entre las polémicas informativas hasta que Chacón lanzó su tuit para darnos a conocer que el acuerdo se le hacía “insoportable”. Sólo cuando Chacón denunció lo evidente, el caso abrió en canal al PSOE y los medios despejaron sus portadas para hacerle hueco. Pocas veces una trampa política ha sido tendida con mayor habilidad para desnudar a un rival y dejarlo ante la opinión pública como un hombre sin principios y una maquiavélica ambición por el poder a cualquier precio. Rubalcaba ha sido víctima de la política descarnada. Sin la batalla abierta por el liderazgo del PSOE, lo de Ponferrada no hubiera pasado de noticia local. No porque no fuera un escándalo, que vaya si lo era, sino porque comportamientos tan inmorales se han visto en el PSOE sin provocar nunca algo parecido. Así que no imposten sus reacciones. Ni los que se dan golpes en el pecho por la integridad mancillada, ni los que se ven en la obligación de reconocer un error para proteger a un líder grogui. Son plañideras del oportunismo. Lleva años el PSOE entregando su política en el País Vasco a un presidente condenado por maltrato a su mujer sin que ninguno haya levantado la voz. Cedió Rubalcaba al chantaje del asesino De Juana alegando razones humanitarias mientras negociaba con ETA y ningún socialista difundió tuit alguno considerando “insoportable” comportamiento tan indigno. Tampoco escuché a Chacón cuando sus compañeros vascos cedieron su voto a Bildu para aprobar los presupuestos de Guipúzcoa el mismo día que se lo negaban al PP en Vitoria. Nos han acostumbrado a la impostura y ahora pretenden que veamos un ejercicio de virtud inquebrantable en lo que no es más que una pelea cruel por el control de un partido a la deriva.

LA RAZÓN, 14/03/2013

viernes, 8 de marzo de 2013

Chávez vive

   Ha muerto el payaso histriónico. El personaje lenguaraz y pendenciero que siempre encontraba la manera de hacerse un hueco en los telediarios proclives a las astracanadas. Pero Chávez permanece vivo entre nosotros. Vive en los delirios totalitarios de Artur Mas cuando identifica su proyecto político con el del pueblo catalán en su conjunto. Sin matices ni disensos. Mesianismo bolivariano: “Chávez ya no soy yo, Chávez se hizo pueblo y esencia nacional” gritaba el caudillo el pasado mes de julio, en su 58 cumpleaños. Mesianismo nacionalista: “Vuestro grito es el mío, vuestra voz es la mía y vuestros anhelos son los míos”, afirmó el dirigente catalán para alentar la marcha independentista del 11-S. Vive Chávez también en Andalucía, esa región española entregada al monocultivo socialista desde hace treinta años. Lo más parecido a la Venezuela chavista en la Europa próspera. Feudo impermeable a las políticas de libertad después de que durante tres décadas el poder haya creado un régimen clientelar que le garantiza el triunfo bajo cualquier circunstancia y condición. Donde el Chávez del “¡exprópiese!” se encarna en ese Sánchez Gordillo que roba en los supermercados para dárselo a los pobres, dice. Con esa retórica revolucionaria de desprecio a la propiedad que atropella la libertad al amparo de una falsa justicia social. Porque si algo ha demostrado el socialismo del siglo XXI en Venezuela, y el de toda la vida en Andalucía, es que el subsidio generalizado permite ganar elecciones, pero hunde a las sociedades en la miseria. Vive por último Chávez en el corazón de los proetarras ahora enseñoreados del País Vasco. Comparten su desprecio por la democracia representativa. “Son tiranías disfrazadas de democracia lo que hemos tenido en estas tierras durante mucho tiempo”. ¿La frase pertenece a Chávez o es habitual en los comunicados de ETA?.

viernes, 1 de marzo de 2013

Este PSOE caducó

   Hace tiempo que las siglas del PSOE quedaron reducidas a una marca comercial. Sugestiva por su carácter redentor, pero de etiquetado fraudulento. Ni obrero (¿dónde están hoy?), ni socialista (bien lo saben los pensionistas), ni (por lo visto esta semana) con una idea indiscutida e indiscutible de lo español. Al PSOE le quedaba la P de partido. Lo que mejor le ha funcionado desde siempre. Esa máquina excelente de poder por el poder. Sin complejos. Explícito en sus orígenes (“Este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones"). Latente desde la muerte de Franco después. La segunda victoria de Suárez descolocó al PSOE: se creía el único partido legitimado para gobernar en democracia y se dedicó a derribarle con saña. La joven socialdemocracia de González encandiló a una amplia mayoría. Sonrisa fresca, puño de hierro. Apuntaba a régimen hasta que se vio desbordado por la crisis y la corrupción. Zapatero encontró por accidente una victoria insospechada y convirtió el cordón sanitario contra media España en el eje de una acción política que se ha convertido en la única alternativa para un socialismo en decadencia. Hemos visto de todo: apoyar a los proetarras en el País Vasco, gobernar con los independentistas en Cataluña y Galicia, echarse en manos de los comunistas asaltacaminos de Sánchez Gordillo en Andalucía… Muchos socialistas intuían a dónde conduciría tanto despropósito. Plañideras y cobardes. Nunca levantaron la voz. Sumisos ante el líder. El partido primero. Y el poder. “Salvo el poder, todo es ilusión”. Leninismo. ¿Que el PSOE se rompe ahora y pierde la última sigla que le quedaba en pie? No parece mala noticia. La izquierda española necesita una formación coherente. No este PSOE falso. Donde nada es lo que parece en el envasado de una marca que ha alcanzado su fecha de caducidad.

LA RAZÓN, 1/03/2013