viernes, 30 de septiembre de 2011

Regreso al pasado

   Un reciente estudio de alguien tan poco sospechoso de jugar a favor del PP como la socialdemócrata Fundación Alternativas nos deja el siguiente titular: seis millones de españoles “sin ideología” abandonan al Gobierno por su agenda radical. Se trata de la cuarta parte del electorado. El mismo que desde 1979 a 2008 siempre ha votado al partido en el poder, con independencia de su color político o de la coyuntura económica. Votantes que lo han apoyado incluso en momentos en que su derrota se daba por segura. El 20-N será la primera vez que ya no sea así. Los votantes neutrales, según los autores del estudio, han dado la espalda al PSOE por transmitir un marcado perfil ideológico de izquierdas con leyes como las del matrimonio homosexual y la memoria histórica. También por su negociación con ETA o las cesiones ante el nacionalismo catalán. En todos estos temas, los seis millones de votantes desideologizados estaban más próximos a los postulados del centro-derecha que a los de esa izquierda a quien Zapatero, con la complicidad activa de Rubalcaba, pretendía seducir.
   Ajeno a la idea de que toda crisis es oportunidad de cambiar cosas que dejaron de funcionar, enmendar políticas erradas y actualizar discursos desfasados, Rubalcaba pretende movilizar a los suyos con “un proyecto político en el que si un socialista de hace 100 años levantara la cabeza se reconociera inmediatamente y exclamara. ¡Estos son los míos!”. Este fin de semana lanza su programa de regreso al pasado. Dispuesto a tropezar en la misma piedra: a más izquierda, menos moderación y, por tanto, menos votos.

LA RAZÓN, 30/09/2011

viernes, 23 de septiembre de 2011

Víctimas, ahora del enjuague


   Es triste, sí. La soledad absoluta de las víctimas. Vejadas cuando su firmeza es obstáculo a los desmanes de unos. Ninguneadas cuando otros no las consideran baza electoral. La expresaba Daniel Portero, hijo del fiscal asesinado por ETA, la otra noche en Telemadrid: “Tuvimos que copiar uno a uno los 12.000 folios de la causa, con bolígrafo y papel, porque el señor Garzón nos impidió fotocopiarlos. Todo han sido impedimentos, pero vamos a llegar hasta el final”. Porque han sido ellas, las víctimas, sólo ellas, con su coraje y dignidad, quienes han conseguido demostrar, contra viento y marea, que en el Faisán hubo un chivatazo a los terroristas para burlar la desarticulación de su red de extorsión en un momento en el que el Gobierno socialista negociaba con ETA y la banda exigía pruebas de buena voluntad. Ni el fiscal ya, siempre tan sumiso al Gobierno, se atreve a sostener lo contrario. Hubo chivatazo y, por tanto, delito, reconoce al fin. Aunque en su empeño por salvar al poder político estaba dispuesto a asumir para los policías imputados una condena leve por revelación de secretos frente a la muy grave de colaboración con banda armada. Apaño sustituido in extremis por la salomónica decisión de un tribunal dividido y sumiso al enjuague político: revocar el procesamiento, pero sin cerrar el caso. Rubalcaba respira (de momento). Bermúdez ha hecho méritos para otra condecoración. Ruz deberá confirmar su fortaleza de juez íntegro. ¿Y las víctimas? Heridas y solas, como casi siempre, seguirán buscando Justicia. Para que la traición perpetrada aquel 4 de mayo de 2006 en el bar Faisán mientras Zapatero y Rubalcaba negociaban con ETA no quede impune.

LA RAZÓN, 23/09/2011

viernes, 16 de septiembre de 2011

Rubalcabin Hood

   Intenta Rubalcaba engañar a los españoles con un debate dirigido a las vísceras. Obtendrá, dice, 1.000 millones de los ricos con el impuesto que su Gobierno retiró para proteger a las clases medias y destinará la recaudación a crear empleo juvenil. Dos son las falacias de este viejo socialismo a lo Robin Hood. La primera, su eficacia: la recaudación prevista apenas cubrirá el 2 por ciento del déficit del Estado en 2011. Aunque entenderán mejor la maniobra propagandística con este otro dato: casi la mitad de lo que Rubalcaba aspira a sustraer de los codiciosos potentados se lo han gastado sus colegas socialistas de Castilla-La Mancha en repartir subvenciones sin dotación presupuestaria, pueden imaginarse entre quienes. Segunda falacia: la promesa de crear empleo. Este es el fracaso histórico del socialismo. El empleo lo crea la gente que arriesga en proyectos orientados al lucro personal, no los Gobiernos. “No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés”, sentenció Adam Smith. El mundo no funciona de otra manera. Ni la prosperidad llega por otro camino. Bastante hacen los Gobiernos con no poner trabas al espíritu emprendedor. Cuando se dedican a crear trabajo llenan la administración de funcionarios innecesarios, cargos prescindibles, asesores fantasma y parásitos agradecidos.
   España tiene un problema de gasto, no de ingresos. Lo tenía incluso cuando la recaudación fiscal colmaba las arcas públicas en época de bonanza económica. También entonces los gastos superaban a los ingresos y acudíamos a la deuda para financiar nuestro dispendio bajo la coartada de garantizar el denominado Estado del Bienestar. La solución no pasa ahora por más impuestos. Necesitamos menos gastos.

LA RAZÓN, 16/09/2011

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Socialismo Robin Hood

El Gobierno socialista recuperará el viernes el Impuesto sobre el Patrimonio para gravar, dice, a los ricos y dedicar su recaudación a crear empleo juvenil. Robin Hood cabalga de nuevo...

martes, 13 de septiembre de 2011

¿Qué es el liberalismo?



Conferencia de Alberto Benegas Lynch, doctor en Economía y Ciencias de Dirección. Profesor en universidades de Argentina y otras naciones iberoamericanas.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Lenta agonía

   La izquierda socialdemócrata sobrevivió al colapso del comunismo, pero esta crisis descomunal la está dejando exhausta. Agoniza sin respuestas ante una realidad que ni la demagogia más burda ni la campaña de márketing más ingeniosa lograrán ya disfrazar. Ella lo sabe. Y los votantes también. Cada vez más. Porque no se puede pasar en un año de rechazar por razones ideológicas un acuerdo con el PP para reducir los gastos a abrazar la austeridad con fingidos golpes en el pecho de patriotismo constitucional y a continuación criticar a las administraciones (del PP, por supuesto) que deciden acometer los recortes inevitables. Demasiada pirueta incluso para el fibroso y elástico Rubalcaba. Ya puede erigirse en campeón del Estado del Bienestar, reencarnarse en Perón, resucitar a Keynes y agitar la envidia y el rencor social con el linchamiento de los ricos. Los españoles más sensatos se han convencido de que todo se vendrá abajo si no recuperamos la senda del crecimiento económico. No habrá bienestar que conservar si el endeudamiento sigue siendo la única vía para financiarlo. La economía no miente. De donde no hay no se puede sacar. Cualquier familia lo sabe. La única manera de burlar a los «malditos» mercados es librarse de la necesidad de pedirles dinero. La deuda y el gasto público nos atrapan en su dependencia. No es tan difícil de entender. Nuestra izquierda se resiste a aceptarlo porque estaría reconociendo la derrota ideológica. En su desconcierto, prefiere cabalgar a lomos del populismo y seguir vociferando en la calle.

LA RAZÓN, 10/09/2011