viernes, 29 de julio de 2011

Adiós sin grandeza

   Aborrecido por los que nunca le votaron y por quienes haciéndolo, se han sentido defraudados. Qué pena de despedida. Sin un destello de grandeza siquiera en el adiós. Ese momento último del que la dignidad te obliga a ser dueño. Suárez lo fue. Pero hasta para escribir su final Zapatero no ha tenido agallas para romper con el personaje: ese que hace siempre lo contrario de lo que dice. Quería agotar la legislatura en busca de un imposible reconocimiento futuro, pero los suyos le habían ido desactivando por fases. Y Rubalcaba, con el brazo armado del Grupo Prisa, ha decidido cuándo el propio presidente debía darse el golpe de gracia en beneficio del nuevo candidato. Si al menos ayer, sólo ayer, el presidente hubiera pensado en el interés de los españoles, las elecciones serían antes del 20-N. Pero benditas sean. Al fin. En fecha simbólica que cerró una época negra de nuestra historia en 1975 y ahora ofrece a los españoles la oportunidad de clausurar otra. De deterioro político y económico absoluto. También moral. Veremos qué deciden las urnas en noviembre. Hoy, como no hay mal que cien años dure, España entera celebra que Zapatero es historia y respira con alivio. También aquellos que hasta hace muy poco le bailaban el agua. Colaboradores entusiastas en su desgobierno, fieles de sus políticas y cómplices de sus desmanes. Rubalcaba el primero. Transformado en salvavidas de urgencia al que se aferra ese establisthment socialista que busca sobrevivir al descrédito que Zapatero ha conducido a la izquierda.

LA RAZÓN, 30/07/2011

Confluencia de intereses

   ETA y su mundo de violencia, extorsión y totalitarismo nacionalista van logrando sus propósitos. Sin un solo disparo esta vez. Han destruido la vanguardia del constitucionalismo vasco con un mapa político perverso, fruto de un proceso de negociación que el Gobierno nunca ha roto. Que quiere ver buena voluntad donde sólo hay chulería, desprecio y un objetivo claro. Aquél para el que el PP siempre ha sido un obstáculo por la fortaleza de sus convicciones democráticas frente al chantaje terrorista. Por eso intentaron asesinar a Aznar con un coche bomba cuando el PP se disponía a acceder por primera vez al Gobierno de España.
   Ahora que el centro-derecha puede regresar al poder, ETA y PSOE vuelven a necesitarse. Los terroristas y sus cómplices saben que un Gobierno del PP con amplio respaldo social combatiría su penetración en las instituciones democráticas, volvería a dar la batalla de la ilegalización y la policía ya no estaría para chivatazos infames. Los socialistas, por su parte, necesitan el dichoso comunicado. Ese gesto que les ayude, si no a ganar las elecciones, al menos a no perderlas por mucho para después intentar formar gobierno con el respaldo de todo tipo de nacionalistas. El anuncio sería la escenificación de un final del terrorismo sin final, sin disolución de la banda ni entrega de las armas, como alerta Mayor Oreja. Una mascarada que el mundo de ETA debe a los socialistas después de haberles vuelto a colocar en órbita con la legalización de Bildu, pero que también les interesa para seguir alimentado su falsa imagen pacifista. Así que atentos a la pantalla. No es casualidad que el candidato del PSOE sea el ministro del Faisán, el que cedió al chantaje de De Juana y el que ahora rentabilizaría una confluencia de intereses comunes.

LA RAZÓN, 29/07/2011

viernes, 22 de julio de 2011

Rubalcaba no sería candidato en Gran Bretaña

   Los ingleses no tienen una constitución escrita. Ni falta que les hace. Su vigorosa tradición liberal les permite tener interiorizadas las reglas del juego democrático de una forma tal que cada cierto tiempo despierta entre quienes no somos anglosajones una admiración rendida. En apenas diez días hemos visto cómo un escándalo de escuchas ilegales es capaz de cerrar el periódico de mayor tirada del país, sentar al gran magnate de la comunicación mundial a rendir cuentas ante los representantes de la soberanía popular de una nación ajena, al primer ministro Cameron someterse de durante horas, de forma voluntaria, a las preguntas directas, incisivas, sin límite, de la oposición y a varios mandos de la policía a presentar su dimisión por haber contratado como asesores a varios periodistas del “News of the World”. Qué espectáculo de transparencia y control democrático. De auténtica democracia real. Sin decisiones judiciales por medio que obligaran a Murdoch, al primer ministro conservador o a los jefes policiales a comportarse como lo han hecho.
   Ahora compárenlo con el escándalo del Faisán, por ejemplo, donde el procesamiento de la cúpula policial por colaboración con banda armada es un acontecimiento sin precedentes en otra democracia de corte occidental. Nadie responde y nadie dimite. ¿Cree usted, querido lector, que la democracia británica consentiría a Rubalcaba ser candidato al 10 de Downing Street con altos cargos de Scotland Yard bajo sus órdenes enfrentados a un delito de colaboración con el IRA por haber alertado a los terroristas, con los que su Gobierno negociaba, de una operación judicial para desarticular su aparato de extorsión?

LA RAZÓN, 22/07/2011

viernes, 15 de julio de 2011

Del GAL al chivatazo

   ¿Qué depravación moral y política propicia que unos mandos policiales avisen a ETA de la operación judicial que va a desmantelar la red de extorsión con la que atormenta a los ciudadanos a quienes la Policía debe proteger? Lo explicó Aznar en la inauguración de la Escuela de Verano de la Universidad Católica de Ávila: “Cuando la política no se asienta en el concepto de verdad, cuando carece de sentido indagar sobre lo que está bien y está mal, lo que es cierto y lo que no lo es (…) habrá gobierno y habrá política, pero serán imposibles de distinguir del desgobierno y la mala política”. Eso ha sido el zapaterismo. El engaño permanente al servicio de una causa partidista. Cuando se negaba la crisis que ya estaba aquí y cuando se cedía al chantaje de ETA para avivar la ilusión de una paz ficticia. Sin escrúpulos para arrojar a millones de españoles al paro con su obcecación en recetas ideológicas erradas y para rendir la democracia con su empecinamiento en vendernos buena voluntad donde sólo hay trampa terrorista. Que ETA se jacte del triunfo de Bildu el mismo día que un juez procesa a la cúpula policial de Interior por un delito de colaboración con banda armada es el colofón de una política que nunca distinguió el bien del mal, la verdad de la mentira. La de Zapatero y la del peor PSOE. El que representa Rubalcaba. Portavoz del entonces gobierno de los GAL que combatía a ETA fuera de la ley, jefe después de la Policía que la violaba para no combatir a los terroristas con los que mantenía una negociación indigna y traidora.

LA RAZÓN, 15/07/2011

viernes, 8 de julio de 2011

Alfredo el alquimista

   Nos toman por lelos con el reclamo de que ese hombre nuevo que responde al nombre de Alfredo P. no es el viejo Rubalcaba, sino la beatífica encarnación de una izquierda redimida, juvenil y reivindicativa, oportunamente indignada, que ajustará cuentas (esta vez sí) a la banca y los poderosos. Una izquierda a punto del desahucio por mandato democrático que pretende que los españoles le permitan saldar la hipoteca de su nefasta gestión entregando las llaves de Zapatero. Sin más. Como si “llamadme Alfredo” hubiera permanecido estos años de vacaciones en el Caribe y ahora descendiera sobre nosotros transmutado con poderes sobrenaturales para liberarnos de los males que su gobierno engendró.
   Plusmarquista del lenguaje político diseñado para hacer que las mentiras suenen verdaderas, puede esconder su primer apellido, pero todo el mundo le reconoce por el segundo. Portavoz del gobierno de los GAL y protagonista en los de la negociación con ETA, la complicidad con Bildu, la cesión permanente ante el nacionalismo, la ruptura de los consensos de la Transición y el paro sin fin. El Rubalcaba de siempre. Con más pasado que futuro como nuevo alquimista de un partido desorientado. Apresurado vendedor ambulante de una pócima (“Sé lo que tenemos que hacer para crear empleo y tengo las propuestas para hacerlo”) que ya no cuela como ciencia. El socialismo es fórmula agotada. Y su versión light, la socialdemocracia, ha demostrado su insolvencia ante la crisis. Si Alfredo P. fuera tan inteligente como nos presentan a Rubalcaba, comprobaría que camina en dirección contraria. Es el centro perdido, no la extrema izquierda por seducir, la razón última de la derrota sin precedentes que aguarda al PSOE.

LA RAZÓN, 8/07/2011

viernes, 1 de julio de 2011

Nación en busca de futuro

   Decía Ortega que las naciones se forman y viven de tener un programa para mañana. España chapotea hoy en el lodazal de la política pequeña. Sin grandeza. Tan necesaria en tiempos difíciles. Hemos asistido a dos días de debate miope sobre el estado de la nación, sin más interés que el partidista. El presidente, en desesperado intento por reivindicarse ante la historia. Castigando el hígado de un rival noqueado que no termina de arrojar la toalla, el aspirante. Con los españoles esperando que se les permita emitir veredicto.
   No es verdad que Rajoy carezca de programa alternativo frente a la crisis. En la memoria colectiva está el balance de los gobiernos del PP entre 1996 y 2004, etapa de acreditada prosperidad tras otra lamentable herencia socialista. Pero el reto presenta esta vez una dimensión nueva. Gran parte del tormento económico tiene raíces políticas, sociales y morales de las que nadie ha hablado estos tres días.
   Un modelo educativo alejado del mérito, el esfuerzo y la disciplina; una organización territorial financieramente insostenible que fractura además la igualdad de los españoles; una ley electoral que habilita a los nacionalistas para el chantaje permanente y alimenta su desafío secesionista; un poder judicial tutelado por la mayoría política; el peligroso cuestionamiento en la calle del sistema democrático con la complicidad de una izquierda irresponsable; los grandes consensos de la Transición hechos pedazos; la Constitución convertida en papel mojado; la convivencia deteriorada por el sectarismo… Colosal tarea la que aguarda al futuro gobierno: volver a levantar un proyecto común. Sin él, no habrá nación. Por muchos debates que en su nombre se celebren.

LA RAZÓN, 1/07/2011