Esta cultura del tuit no deja espacio para el argumento. Y la demanda de espectáculo empuja a los medios de comunicación a atrapar la realidad compleja en un titular. Terreno sembrado para la propaganda: no hay razonamiento que quepa en una pancarta. “La educación no es gasto, es inversión” leí en la que encabezaba la manifestación contra la racionalización del gasto educativo. A ver cómo les explicas en un tuit que la inversión es también gasto y que todo gasto o inversión necesita de financiación. La realidad es que el gasto (inversión, si prefieren) en educación se ha multiplicado por dos en diez años (de 29.000 a 54.000 millones) y el fracaso escolar no sólo no se ha reducido, sino que duplica al de la media europea. Ejemplo de que la inversión (o el gasto, si prefieren) no siempre conlleva buenos resultados, ni siquiera en educación. Como falso es el nuevo mantra socialdemócrata que ofrece crecimiento frente a la austeridad bajo el señuelo de las llamadas políticas de estímulo. Esto es, seguir gastando lo que no tenemos, razón de que ya nadie nos quiera prestar. Contra las trampas sentimentales y las ilusiones ficticias, nada mejor que un baño de realidad. Cándido Méndez va a despedir a 36 empleados de UGT porque “no queda más remedio”, dice. ¿Y por qué, en vez de comportarse como uno de esos empresarios desalmados a los que critica, no pide un crédito al banco y se sigue endeudando para mantener el empleo de sus compañeros? De donde no hay, no se puede sacar. Aunque duela. Así que a la cola del paro el mismo día que UGT vuelve a manifestarse contra la reforma laboral escondiendo su hipocresía tras pancartas embusteras.
LA RAZÓN, 25/05/2012