viernes, 28 de enero de 2011

La piel del oso

   Hay asuntos en los que los socialistas son unos cracks. Saben crear paro y fomentar la pobreza como nadie, sí; pero también ganar elecciones. Incluso en las peores condiciones. Quince días antes de las generales de 1993, con el desempleo por encima del 20 por ciento y el PSOE atrapado en la corrupción generalizada y los crímenes del GAL, el sondeo de un gran diario nacional otorgó al PP casi la mayoría absoluta. La distancia se recortó en campaña, tropezó Aznar en su segundo debate con González, y cuando los españoles hablaron en las urnas, el PP se quedó a cuatro puntos del PSOE. Tres años después, con Felipe incapaz de agotar la legislatura, una encuesta de ABC colocó al PP con 18 puntos de ventaja. “El País” pronosticó la victoria del PP en Andalucía y una posible mayoría absoluta con 178 diputados. Los españoles votaron y el PP tuvo que conformarse con sólo un punto más que el PSOE y 156 escaños. Chaves siguió gobernando en Andalucía.
   Falta memoria en el PP. Y sobra euforia. Si Zapatero finalmente arroja la toalla, las expectativas electorales del PSOE mejorarán automáticamente. En ese caso, ya hay quienes desde la izquierda se atreven a poner por escrito que “algún accidente o acontecimiento inesperado de suficiente impacto nacional” podría ser entonces decisivo “para borrar el desencanto de esta segunda legislatura socialista”. Ocurrió tras el 11-M: el PP obtuvo 28 escaños menos de los estimados por el CIS; el PSOE, 33 más. Luego Zapatero fue reelegido en marzo de 2008 con mayor apoyo del pronosticado por las encuestas dos meses antes. Ahí están las hemerotecas.

LA RAZÓN, 28/01/2011

viernes, 21 de enero de 2011

Certero Aznar

   Senadores españoles con una lengua común utilizando la traducción simultánea para entenderse. La imagen captura toda la dimensión del problema: “Nuestro Estado, tal como está configurado, es un Estado políticamente no viable y financieramente absolutamente inviable. Y alguien le tiene que poner el cascabel al gato”. Valiente y certero, Aznar ha abierto en canal un debate inaplazable: cómo recuperar la fuerza de la nación española sin menoscabo de su pluralidad constitutiva. A salvo del interés electoral cortoplacista, el ex presidente plantea sin paños calientes el reto que nos aguarda en una situación límite. No basta con cambiar el Gobierno. Hay que cambiar las cosas. Y para ello se necesita una mayoría electoral, pero también política y social.
   Los padres de la Constitución del 78 diseñaron el estado autonómico para resolver la necesidad de reconocimiento a la diversidad de algunas regiones. Y confiaron en la lealtad del nacionalismo. No ha sido así. Su voracidad reivindicativa no tiene límite y se crece ante la debilidad de los gobiernos centrales. Así quiebra la solidaridad nacional, el control del Estado sobre los asuntos comunes se esfuma y los españoles dejan de ser iguales. La crisis económica ha terminado por demostrar que el bolsillo del contribuyente ya no da para mantener tantas administraciones haciendo lo mismo, pero cada uno a su manera y con su propia tropa.
   Aznar plantea un desafío de alcance constitucional. ¿Se atreverá con él un PP en el gobierno? ¿Podrá contar con un PSOE recuperado de la irresponsable doctrina de la nación como concepto discutido y discutible? ¿O se conformarán ambos con seguir alternándose en la herencia de esta ruina?

LA RAZÓN, 21/01/2011

viernes, 14 de enero de 2011

Pistoleros

    El pistolero de Tucson tenía el “Mein Kampf” de Hitler y “El manifiesto comunista” de Marx entre sus libros de cabecera. Este dato bastaría para desacreditar el interés por convertir su matanza en un atentado político alentado por el Tea Party, esa nueva obsesión antiamericana. Nunca han existido ideologías más alejadas del aprecio a la libertad individual y el rechazo al Estado omnipresente que caracteriza al novel movimiento estadounidense que el comunismo y el nacionalsocialismo, socios en los primeros años de su expansionismo totalitario y estrategia represora (aunque esto tienda a olvidarse). Pero la izquierda sabe cómo manejar el lenguaje a su antojo. Nos lo impone. Y con ello su visión deformada de la realidad. Por ejemplo, ésta que he leído a una destacada firma del periodismo patrio: el Tea Party es al tiroteo de Arizona lo que Batasuna a ETA. ¡Toma ya! Seguro que él despellejaría a quien se le ocurriera hablar de ETA como una organización terrorista socialista, aunque así, socialista, se define ella en sus comunicados. Como eso de relacionar socialismo con terrorismo no suena nada bien, nos han convencido de que a ETA debemos tildarla de fascista, aunque no haya rastro de Mussolini en su código ideológico. Y poco importa si sus pistoleros advierten una y otra vez que no cesarán “hasta conseguir una Euskadi independiente y socialista”. ¿Socialista? La sociedad vasca libre con la que sueña el socialista Patxi López estaría más cerca de una gobernada hipotéticamente por Sarah Palin que por los “socialistas” de ETA. No reconocerlo es algo peor que sectarismo. Y más peligroso.

LA RAZÓN, 14/10/2011

lunes, 10 de enero de 2011

La obsesión antiamericana

   Delirante el interés de El País por convertir la matanza de un demente (otro más, como el que acabó con John Lennon o lo intentó con Ronald Reagan) en un crimen político alentado por el Tea Party. Dice en su editorial el otraora diario independiente de la mañana que no es extraño que el asesinato se haya producido en Arizona, estado que "ha tratado de convertir la inmigración ilegal en un delito". ¿Qué parte de la palabra ilegal no ha entendido el editorialista? Ilegal, según la Real Academia de la Lengua: que va contra la ley. Delito: quebrantamiento de la ley. No hay ilegalidad que no sea delito. Aquí y en Arizona. Le guste o no a El País. ¿Tan difícil es de entender?
   Pero hay más. Insinúa el diario progre que la matanza de Tucson se produce en el contexto de "la degradación política que vive el país, en especial tras las las elecciones del pasado noviembre, en la que los republicanos obtuvieron la mayoría en el Congreso". Naturalmente, si los americanos que eligieron a Obama no hubieran dedicido castigarlo en las urnas sólo dos años después, no existiría degradación política alguna, sino determinación y clarividencia, que es lo que nuestra izquierda reconoce a los ciudadanos estadounidenses sólo cuando votan a los demócratas. De lo contrario, son unos paletos cowboys que empuñan un revólver en una mano mientras con la otra se beben una Budweiser.
   Y la guinda de El País. "Incluso sin el ataque contra Giffords, los modos de hacer política instaurados por el Tea Party constituían un peligro creciente para la salud del sistema democrático en la primera potencia mundial". Así que ya saben: promover los valores fundacionales de la nación libre más antigua del planeta y la única que siempre lo ha sido en su historia, defender un gobierno reducido y alentar la reducción de impuestos son un peligro desestabilizador para la democracia. Y más aún si millones de ciudadanos lo respaldan libremente en las urnas.
   En fin, otro caso más para la dilatada historia de la obsesión antiamericana que con tanto acierto diseccionó Jean-François Revel antes de morir.

viernes, 7 de enero de 2011

Capitulación

   El socialismo en estado puro de la colectivización forzosa, la estatalización y la planificación centralizada desapareció entre los escombros del Muro de Berlín. Colapsó por su manifiesta incapacidad para generar prosperidad y adaptarse a la naturaleza humana, esencialmente libre. El socialismo light que Europa occidental desarrolló bajo la seductora etiqueta del Estado del Bienestar sucumbió en 2010. Y con él, la socialdemocracia como alternativa política. Creyó que la crisis generada por el capitalismo salvaje y la codicia del mercado libre anularía a las fuerzas liberal-conservadores, pero es la socialdemocracia quien resulta desplazada del gobierno cada vez que a los ciudadanos se les permite hablar en las urnas.
   Hasta que eso suceda en España, a los socialistas no les queda otra que aplicar recetas que siempre repudiaron: austeridad, reformas, liberalizaciones y recortes. Auténtico callejón sin salida para el PSOE. Proclamó que “la salida de la crisis será social o no será” y va a quedar triturado política y electoralmente. Todas las encuestas lo confirman. Y los think tanks próximos lo reconocen sin remilgos: “Por esta vía la socialdemocracia puede terminar por quedarse sin papel y sin apoyos sociales suficientes, precisamente por no ser capaz de plantear una alternativa propia”. Y ésta es la que ofrecen, precisamente ahora: un gobierno de coalición que permita al PSOE diluir la responsabilidad en la aplicación de medidas tan poco socialistas. Capitulación ideológica en toda regla. Reconocimiento de que no hay una salida a la crisis desde la izquierda, pero que todo vale para mantenerse en el poder.

LA RAZÓN, 8/01/2011