viernes, 28 de septiembre de 2012

¿Quo vadis, Alfredo?

   Todos los problemas que España tiene abiertos en canal, desde un modelo educativo que fabrica ignorantes a la tormenta perfecta de una crisis económica de dimensiones desconocidas confluyendo con el proceso secesionista abierto en Cataluña, son retos que necesitan de posiciones comunes, firmes y leales, entre el Gobierno y el primer partido de la oposición. Es nuestro drama. Porque el PSOE campa extramuros de la moderación y el compromiso nacional adonde se dejó arrastrar por Zapatero. Y allí sigue. En la creencia (equivocada, según todas las encuestas) de que oponiéndose a todo encontrará el atajo que le devuelva el respaldo perdido mientras el PP sufre el desgaste de la complicada gestión de un trance difícil. Todo lo que Rajoy y los suyos deban hacer para sacar a España de la endiablada encrucijada que enfrenta tendrán que hacerlo solos. Que no esperen nada de Rubalcaba. Pasa por ser un hombre de Estado y no desaprovecha la ocasión de demostrar lo contrario. Fue Rubalcaba quien devolvió el apoyo del PP a la reforma constitucional que Europa nos exigía para limitar el déficit, con el rechazo a la ley de estabilidad presupuestaria que le tocó promover después a Rajoy. Ha sido Rubalcaba el que se ha subido a lomos del federalismo para evitar la ruptura del PSOE en Cataluña, aunque así ponga en riesgo la de España. Y él ha alentado en sus filas un discurso comprensivo (“Hay muchas razones que mueven a los ciudadanos en su protesta”) con quienes promovían la ocupación del Congreso en un ejercicio de golpismo sin precedentes desde 1981. Estamos huérfanos de un PSOE convencido de que la indisoluble unidad de la nación española es el fundamento de nuestras libertades. Nos sobra su coqueteo con la subversión cada vez que la voluntad popular le aparta del ejercicio del poder.

LA RAZÓN, 28/09/2012

viernes, 21 de septiembre de 2012

Mas se va sin más

   Durante casi cuarenta años el nacionalismo ha trabajado con empeño en la construcción de una realidad falsificada. Son cada vez más los que creen que Cataluña ya existía como sujeto político hace mil años, cuando ni siquiera España era tal, con unos derechos que han sido pisoteados desde entonces y les habilitan para la formación de una nación independiente. El problema no es el secesionismo, una opción política que puede defenderse en democracia, sino la debilidad con la que enfrentamos sus bravatas y desafíos quienes creemos en la España constitucional como garantía de nuestra convivencia en libertad. El milenario de una Cataluña inventada se celebró en 1989 con fanfarria y gasto tras una propuesta de Esquerra Republicana respaldada por todas las formaciones políticas, incluidas aquellas que, como el PP y el PSOE, deberían representar y proteger los intereses de la nación española. Pero hemos dejado hacer y preferido callar, cediendo en busca del apaciguamiento imposible y aceptado su apoyo chantajista en momentos de dificultad partidista… A su manipulación no hemos contrapuesto la verdad y su envalentonamiento se ha alimentado de nuestros complejos. Sin convicción en la defensa y promoción de un propósito nacional como aval de progreso y libertad, ése que ahora echamos de menos en un momento de extrema dificultad económica que no distingue regiones e identidades. Así que no sorprende el que estos días hayamos asistido a una escalada en la ofensiva secesionista sin precedentes que ayer Rajoy, Constitución en mano, frenó en seco: la solidaridad entre las regiones españolas no es negociable. Mas tiene ahora un problema para salir del lío en que se ha metido, sí. Pero el proceso de erosión de la más antigua nación de Europa seguirá mientras PP y PSOE no levanten juntos un proyecto colectivo que galvanice la fortaleza de los españoles en la confianza de un destino compartido.

LA RAZÓN, 21/09/2012

viernes, 14 de septiembre de 2012

La gran reforma

   Si la verdad es la primera víctima de la guerra, la propiedad lo es de toda crisis económica. Las penurias excitan el resentimiento social y los Gobiernos en apuros esconden sus vergüenzas disfrazados de justicieros enarbolando esa falsa solidaridad impuesta por la coacción legal que permite quitar a los que más tienen en beneficio –dicen- de los que menos tienen. Son tiempos abonados para el populismo donde el espíritu de Robin Hood, que es el de Sánchez Gordillo, permea de forma natural en todas las opciones políticas. En Francia tributarán el 45% quienes ganen más de 150.000 euros; en España lo hacemos a partir de 60.000 y Patxi López quiere llegar al 60% con los que ganen 120.000. “Lo que hago no es muy diferente de lo de Hollande”, reconoce Rajoy. Y Cameron, Obama, Griñán o Mas. Todos con programas de ajuste donde el ahorro por el recorte del gasto siempre es menor al ingreso previsto con el asalto al bolsillo de los ciudadanos y sus negocios. Cuán lejos del Gobierno frugal que Jefferson definió como aquél que no debe tomar de la boca del trabajo el pan que éste se ha ganado. Justificándose todos con un mantra común: no hay alternativa. Y, sin embargo, la hay. Exige una reforma radical del Estado como carísimo productor de servicios de consumo obligatorio a otro transformado en proveedor de oportunidades y carácter subsidiario que llegue adonde la sociedad civil no pueda hacerlo. No es verdad que un político, por bienintencionado que sea, sepa mejor que un padre de familia responsable cómo gestionar los rendimientos de su trabajo diligente y esforzado. Quien así piensa busca un votante cautivo, no un ciudadano adulto e independiente. El fomento de la elección hace a los ciudadanos más libres, pero además aparece en el horizonte como la única garantía de esta sociedad del bienestar en peligro (como alerta De Guindos) por un Estado omnipresente que demuestra su impotencia para satisfacer todas nuestras necesidades.

LA RAZÓN, 14/09/2012

jueves, 13 de septiembre de 2012

Cuando Mahoma es el ofendido...



   Esta sátira de Mahoma ("Inocencia de los musulmanes"), realizada en un país democrático al amparo de la libertad de expresión y la libre expresión artística (aunque sea un burda creación), desata la furia del mundo musulmán y el embajador de Estados Unidos en Libia termina linchado por una turba islamista...



   Esta otra sátira sobre el cristianismo ("La vida de Brian")y otras muchas que se producen a diario en los países occidentales, amparadas también en la libertad de expresión y la libre expresión artística (aunque sean burdas creaciones), nunca provocan las reacciones violentas de sus fieles...

   Más preocupante que el comportamiento de los musulmanes empeñados en vivir anclados su particular Edad Media es el de aquellos que, en el mundo libre, utilizan el doble rasero de juzgar las obras como ofensa gratuita o saludable ejercicio de libertad de expresión según quién sea el protagonista.

martes, 11 de septiembre de 2012

Lo que nos pasa se veía venir desde el Siglo XVIII

   “Una democracia no puede existir como forma permanente de gobierno. Sólo puede existir hasta que los votantes descubren que pueden decidir sobre los dineros del Tesoro Público. A partir de ese momento, la mayoría siempre votará por el candidato que prometa más beneficios a cargo del Tesoro Público, con el resultado de que una democracia siempre colapsa bajo una irresponsable política fiscal, y siempre es segunda por una dictadura. La edad promedio de las más grandes civilizaciones de la tierra ha sido de doscientos años. Estas naciones han seguido esta secuencia: de la esclavitud a la fe espiritual, de la fe espiritual a una gran valentía, de esta gran valentía a la abundancia, de la abundancia a la complacencia, de la complacencia a la apatía, de la apatía a la dependencia, y de la dependencia de nuevo a la esclavitud.”


ALEXANDER FRASER TYLER
Historiador escocés
1747-1813

viernes, 7 de septiembre de 2012

Respiración asistida

   Vivimos inmersos en una gran mascarada: cómo utilizar el dinero de los demás para ayudarme a mí mismo. Mas y Griñán intentan arrancar de Rajoy lo mismo que éste de Merkel. Una dosis de respiración asistida en forma de crédito fácil que nos permita a todos seguir tirando hasta final de mes. Con la diferencia de que es Merkel, no Rajoy, la única con el poder de inyectar más billetes en el sistema para mantenerlo a flote. Más madera mientras la burbuja de la deuda se hincha. Política de luces cortas para tiempos de urgencias. No resuelve ninguno de los problemas de fondo que tiene planteados España, pero permite pagar las facturas y tomar aire ante la amenaza de insolvencia. No le falta razón al denostado presidente del Bundesbank cuando afirma que “si los políticos tienen la impresión de que pueden pasarle su responsabilidad a otras instancias, optarán por la salida fácil”. Ni Merkel puede resolver los auténticos problemas de España convirtiendo el BCE en una fábrica de billetes, ni la bancarrota catalana y andaluza son culpa del centralismo voraz. El victimismo puede recaudar votos, pero no ofrece soluciones. Un informe del Foro Económico Mundial sitúa a España a la cola mundial en control de déficit y deuda pública. No somos de fiar, aunque en EE.UU. y Alemania el peso de la deuda sea superior. Esta es la cuestión. Recuperar la credibilidad es trabajo nuestro. Merkel avala las reformas de Rajoy. Nunca se ha hecho tanto en tan poco tiempo para revertir una herencia sin par. Antes de que sea tarde, tendremos que encarar las inevitables: una organización estatal que dispara el gasto, una partitocracia corrosiva y un modelo de bienestar social inviable. Si mostramos determinación, Merkel y Draghi no nos desconectarán la respiración asistida. En nuestras manos está.

LA RAZÓN, 7/09/2012